lunes, 14 de febrero de 2011

Confianza en la Providencia

  1. Vivir en mucha pobreza y confiar completamente en la Divina Providencia es virtud de alta perfección.
  2. Dos cosas hacen faltar la Providencia del Señor: la desconfianza y el pecado.
  3. Desconfiando se impide la intervención de la Providencia.
  4. Cuando la Providencia ha abierto camino, no se debe perder tiempo: es necesario apurarse y proseguir en él.
  5. En las fundaciones, cuando intervienen las medidas humanas y la ayuda del brazo del hombre, parece que la mano de la Divina Providencia se acorta.
  6. Si quieren que la Congregación se vuelva anémica y se desplome al suelo, permítanle que se enriquezca. Las comodidades y las riquezas le propinarán el veneno.
  7. Secreto y alma de la Obra es la confianza en el Señor.
  8. Dios proveerá para pagar las deudas que se contraigan con recta intención, prudente juicio y para una obra santa.
  9. Vale más un grano de confianza en Dios que cien de providencia o previsión humana: desconfiando se impide la intervención de la Providencia.
  10. No podemos detenernos mientras haya pobres que acoger, necesidades que proveer.
  11. Dulce es siempre el pan que viene de las manos del Señor providente: dulce especialmente cuando cueste esfuerzo y sudores.
  12. ¡No se desconfíe nunca en la Providencia! Ella dará por lo que se haga.
  13. ¡Qué hermoso es vivir y morir bajo el amparo de la Divina Providencia!
  14. Ábranse Casas y alójese a los necesitados, confiando sobre todo en la ayuda de la Divina Providencia. No se tenga la preocupación de acrecentar patrimonios: lo que envíen la Providencia póngase al servicio de los pobres, teniendo presente la enseñanza de Jesús: "Danos hoy nuestro pan de cada día... Busquen el Reino de Dios, lo demás se les dará por añadidura".
  15. Entre varios candidatos se preferirá al que sería expuesto a mayores peligros morales, de no ser aceptado.
  16. Nosotros somos como los pollitos bajo las alas de la Divina Providencia Madre.
  17. Mucho mejor es encontrarse en circunstancias tales que debamos depender de la ayuda divina más que de la humana.
  18. Mucha fe y recta intención ha de tener aquél que el Señor llama a ser instrumento de la Providencia.
  19. Será bendecida en modo especial la Casa cuyos miembros, como hormiguitas laboriosas, se apliquen con diligencia a procurar el bienestar moral, espiritual y económico de la Casa.
  20. El verdadero Superior de la familia es el Señor providente. Los superiores de la Casa representan a Dios y son simples instrumentos suyos. Como en las colmenas y en los hormigueros está la reina que manda y las obreras que obedecen y juntas trabajan incansables, así superiores y dependientes, firmemente unidos, se esfuerzan en cumplir cada uno con su tarea, para proveer a las necesidades comunes, y trabajan de tal modo que todo lo esperan de la Divina Providencia y nada de sí mismos.
  21. El Señor es un Padre tan generoso que a sus criaturas dona su propio Corazón a cambio del corazón humano tan pobre. En esto reside la fuerza del principio y progreso de las Obras de la Casa de la Divina Providencia: no se cansen los Superiores de afirmarlo, y los subordinados de oírlo repetir. Con estas máximas en la mente y en el corazón, todos los miembros de la Casa deben sentirse dichosos y transparentar su alegría, porque son hijos de la Divina Providencia, de la cual agradecen la bondad. Pero también consideren que siguen a Cristo pobre y atribulado, y por lo tanto, armados de fe, esperanza y caridad, deben sostener el peso de la pobreza y los fastidios de cada día.
  22. Cuando a la Providencia plazca probarnos con las angustias de la escasez ¡qué nadie se desanime o se queje! Piensen todos que se puede, y es provechoso, ser mártir, como de otras virtudes, también de la santa pobreza.
  23. La Casa de la Divina Providencia debe apuntar y mirar alto: procure que el Asilo se llene de pobres, los cuales -es sabido- son muy queridos por Dios y hacen bajar la lluvia de la Providencia.
  24. ¡Hasta medianoche me ocupo yo, después de medianoche se ocupa Dios!
  25. El Señor alimenta a las aves del cielo y a las hormigas de la tierra: ¡cuánto más cuidará de nosotros, en cada circunstancia, sobre todo si mostramos creer y obedecer su exhortación: "Busquen primero el reino de Dios y su justicia; lo demás se les dará por añadidura"!
  26. Los Siervos de la Caridad son hijos de la Divina Providencia; es precisamente en los casos de enfermedad o en las dificultades cuando deben patentizar su confianza en el Padre celestial, que apacienta buenos y malos, pero en especial cuida de sus hijos y fieles servidores, socorriéndolos amorosamente con el remedio necesario.
  27. El Señor se ha obligado a darnos lo necesario, no así lo superfluo o agradable.
  28. Gay que prestar suma atención a las indicaciones de la Providencia, y confiar altamente.
  29. Hace falta ser agradecidos a la Divina Providencia, correspondiendo a su gracia y cuidando del trabajo y de la economía.
  30. La Providencia hay que merecerla: creyendo con firmeza, esperando el tiempo y modo oportuno, rechazando las ansiedades, trabajando duro.
  31. Una finalidad humana, aunque no mala, haría temer por el fracaso de una obra que se empieza.
  32. No le cuesta al Señor hacernos llegar los medios necesarios para construir casas e iglesias para sus pobres: el dinero es tierra y el mundo está lleno de tierra. ¡Tengan fe!
  33. Para recibir a dos manos de la Providencia, es necesario dar a cuatro manos a los pobres.
  34. Los Superiores representan a Dios, los pobres son los benjamines de la Providencia, los verdaderos señores y patrones.
  35. Han de regir las Obras el espíritu de fe en la Providencia, el trabajo, el sacrificio; en dos palabras la santidad y el trabajo.
  36. De tejas abajo hay profunda oscuridad; miremos de tejas arriba. Si no hay confianza, la Casa se derrumba.
  37. Una Casa de Providencia, con muchos asilados que deben vivir su fe en la Divina Providencia, es natural que se encomiende a las oraciones de los buenos sobre la tierra y a muchos Santos del Paraíso.
  38. Recuerden los Siervos de la Caridad que aquel Dios que viste los lirios del campo con tal hermosura que ni Salomón la tuvo, nunca hará faltar nada a aquellos que trabajan únicamente por Él y para mayor gloria de su Nombre.

3 comentarios:

  1. Qué bueno encontrar estas frases!, cuando buscando cómo hallar a Dios a través de mi débil confianza an su Providencia, me encuentro este oasis de pensamientos como rico alimento a mi confundido espíritu.

    Les agradezco muchísimo sus esfuerzos por esta página.

    Saludos!

    Luis González Baca

    ResponderEliminar
  2. En estos tiempos tan difíciles para la humanidad, son estás fraces de Don guanella las que nos animan a seguir confiando y agradeciendo a la Divina providencia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En estos tiempos tan difíciles para la humanidad, son estás frases de Don guanella las que nos animan a seguir confiando y agradeciendo a la Divina providencia.

      Responder

      Eliminar