- En una Congregación religiosa debe primar, ante todo, reina y soberana, la Caridad. Sin embargo hay que reparar en que es una flor primorosa de la Caridad el llamar la atención -pronta y enérgicamente- tiende a desviarse y alejarse como un cordero indócil de balido de la madre y del rebaño.
- Las Instituciones religiosas que han surgido a lo largo de los siglos prosperaron en tanto se mantuvo en ellas la gracia de amarse unos a otros en el Señor.
- El corazón de los cristianos que viven en comunidad debe armarse de paciencia y saber tolerar a los demás, ayudarlos y aprovechar la ocasión para atesorar méritos.
- Ámense, ámense tiernamente en Dios, nobilísimo centro de sus aspiraciones, y su amor se volverá fuente de alegría y los llenará de méritos para la otra vida.
- Defectos tenemos todos: es necesario insistir que la caridad bien entendida está en soportarse recíprocamente los defectos.
- Ténganse mutua confianza, cultivando la virtud de la sana alegría.
- Hay que desconfiar de los caracteres cerrados: se parecen a libros cerrados, que no se pueden leer.
- Se debe tener la sustancia de la caridad; no es necesario poseer íntegramente la forma y los accidentes de la misma, porque ciertos modales ásperos y toscos son como las espinas que protegen a la hermosa flor de la rosa. Hace falta comprender bien esto, para que nadie se admire o escandalice.
- Es una tentación grave reparar en los defectos o imperfecciones de las personas o del gobierno, defectos que generalmente son imposibles de eliminar. La mutua comprensión y el humilde y paciente ejercicio de la caridad son el remedio más eficaz y esto hay que recomendarlo cálidamente.
- Fuerte lazo de unión fraternal y de unidad directiva es que cada uno de los Superiores inmediatos y mediatos cumpla diligentemente con su tarea.
- Todo miembro de la Familia ha de corregir, en cuanto pueda, su carácter: ha de llegar a un trato sencillo, desinhibido y alegre, de tal modo que todos queden admirados, contentos y edificados.
- El hombre religioso no pierda un solo minuto de tiempo: todas sus energías -del cuerpo y del espíritu- las ha de emplear para asegurar su santificación personal y la salvación del prójimo.
- No sólo en conferencias, sino también en reuniones comunes, como a la mesa, en los recreos, es bueno que se converse de cosas útiles, en particular acerca de la mejor manera de hacer progresar el Instituto.
- Apunta a una profunda espiritualidad, pero ten paciencia con quien tiene un paso más lento.
- Por medio de las prácticas piadosas, crezcan los religiosos en la escuela de los santos, saboreen la dicha de la conversación celestial.
- He aquí lo que constituye a un "santo": cumplir bien con su oficio.
- Ante los ojos de Dios, en su casa, toda tarea es noble y meritoria. El que ejecuta bien los pequeños oficios, sabrá llevar a cabo las más grandes empresas.
Aquí encontrarás la recopilación de máximas y avisos del Beato Luis Guanella que constan en el libro "Luces para un camino".
martes, 8 de febrero de 2011
Caridad y corrección fraterna
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario