domingo, 13 de febrero de 2011

Penitencia

  1. Las fatigas de la vida, la pobreza, las contradicciones avivan la llama de pensamientos y propósitos santos.
  2. ¡Pobre de aquél que no sabe mortificarse! Más pobre aún el religioso que no se aprovecha del espíritu de penitencia para hacer progresos en la santificación de su alma.
  3. Es tan necesaria la mortificación que -sin ella- no se podría llevar una vida razonable sobre la tierra.
  4. Quien desea obrar bien, no debe reparar en las incomodidades, ni tener miedo de perder cuatro pesos, por amor a Dios.
  5. Las mortificaciones y penitencias sirven en particular para tener humilde la cabeza, fuerte el corazón, sujeto el cuerpo.
  6. Hay que mortificar la vista sin parecer mojigato; el oído sin ser o parecer rústico.
  7. La mortificación nos tiene clavados con Cristo en la cruz.
  8. Con ejercicios penosos y entrenamientos se hacen célebres los atletas seglares; mucho mejor y más eficazmente se hacen santos los personajes ilustres de la virtud cristiana.
  9. Bueno es mortificar la carne, pero es mucho mejor purificar el corazón de los afectos impuros o incontrolados.
  10. Sin cansancio no se hace nada.
  11. ¡Cuánto trabajo de mortificación antes de volverse instrumentos dignos en las manos de Cristo, para obras santas!
  12. Despacio, pero constantemente, trabaja Dios en el alma, como lo hace el cincel del artista sobre el mármol, para sacar a luz una hermosa estatua.
  13. Sufrimientos extraordinarios, gracias extraordinarias.
  14. La tribulación es el martillo con que se perfecciona nuestra alma.
  15. La víctima que sufre tiene el corazón semejante al de Jesús.
  16. Se necesitan víctimas para edificar Obras.
  17. Hacen falta víctimas en todo, pero en particular para levantar baluartes de salvación para las almas.
  18. No es posible hacer el bien más que subiendo al fatigoso camino del Calvario.
  19. ¡Pobre el hombre que no está guiado por el espíritu de mortificación!
  20. La virtud que salva mana del Calvario.
  21. La más grande bienaventuranza para el cristiano es sufrir por amor de Dios.
  22. Las batallas del espíritu son duras, pero ¡qué gloria salir con la victoria!
  23. Arraiguen en su corazón a Jesús Crucificado y todas las espinas les parecerán rosas.
  24. Para hacer el bien hay que subir al Calvario.
  25. Las obras de Dios deben tener como base al sufrimiento.
  26. El amor es el agente del heroísmo en los sacrificios.
  27. El que de veras quiere amar a Dios, no lo logra sin no tiene sed continua de padecer.
  28. ¡Qué dulce es el sufrir en presencia de Dios y del Paraíso!
  29. El amor de las almas fervientes no siente carga alguna de cansancio.
  30. Hay que temer más la bonanza que las adversidades.
  31. Muchas son las aflicciones del alma: únicamente se curan con el dolor.
  32. ¡Cuánto trabajo de mortificación, antes que se imprima en la mente y en el corazón la imagen de Cristo y se pueda llegar a ser dignos instrumentos de bien en las manos del Señor bendito!

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