miércoles, 9 de febrero de 2011

Observancia de la Regla

  1. Cada Siervo de la Caridad debe tener en sumo honor el estudio de la profesión de los votos religiosos, y gloriarse de ellos como de un fabuloso tesoro.
  2. Me siento forzado a hacer una exhortación: "Consideren siempre más y mejor la gracia que nos ha otorgado el Señor, reuniéndonos en comunidad para edificarnos mutuamente.
  3. Es necesario que cada uno siga estudiando con amor las Constituciones y el Reglamento.
  4. La Regla es como la aparición de un ángel bueno que nos indica el camino del Cielo.
  5. No hay que descuidar nunca ningún medio que alimente nuestra unión de caridad. Los medios son las prácticas, la sustancia, los matices de la Regla; por tanto, cada uno y todos tengan alto respeto de la Regla: sean diligentes en la recta interpretación de su espíritu, y en su observancia. Con esto Dios obra nuestra santificación y -por nuestro intermedio- la de aquellos que quiere salvar.
  6. Acuérdense a menudo de la bondad y del poder del Sagrado Corazón que los ha llamado a su servicio especial; y cuando en el ejercicio de la Regla tropiecen con alguna dificultad, recuerden el dicho de San Pablo: "No hay proporción entre el premio futuro y los males de la tierra..." e invoquen con fe más viva la misericordia del Corazón Santísimo de Jesús.
  7. El religioso, para cumplir con sus obligaciones, para crecer en el amor de Dios y ser hábil instrumento en las manos divinas, debe esforzarse por mantenerse constantemente en la presencia de Dios y pedir su ayuda.
  8. Dígnese el Señor otorgarnos la gracia de saborear la verdad de su promesa: "¡Paz abundante a los que aman tu ley!"
  9. Será provechoso que se estudie nuestra Regla, para practicarla con fidelidad cada vez mayor.
  10. Es necesario evitar los dos extremos: el excesivo rigor y la excesiva indulgencia.
  11. El buen religioso desde su celda mira al Paraíso: y así -cuando llegue la hora- no habrá antesala.

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